Esto pasó mientras Haruhiro y los otros perdían el tiempo, habiendo terminado de vender su botín del día y dividir sus ganancias, mecánicamente discutían qué deberían hacer después.
Un ruidoso, frenético sonido metálico hacía eco a través del mercado de Altana.
“Esto es…” los párpados de Haruhiro se entre cerraron. “¿La campana de las seis? Pero sonó siete veces, y todo alocado, también…”
“¡¿Qué?! ¡¿Qué?! ¡¿Qué está pasando?!” el cabello desaliñado de Ranta se dejó caer hacia enfrente y atrás mientras él agarraba su cabeza alrededor.
“¿Mm?” Yume parpadeó rápidamente, tirando de su cabello trenzado en dos trenzas. “¿Qué está pasando?”
Un extremo de Shihoru se acercó a Yume. “Suena cómo… ¿Una emergencia?”
Mogzo acarició la parte trasera de su casco, inquieto, con una expresión ansiosa.
“no puede ser…” Mary se inclinó ligeramente hacia el frente, sus ojos se estrecharon hasta ser ranuras. “¿Un ataque enemigo?”
“¿Huh?” Haruhiro ladeó su cabeza. Él había entendido el significado de sus palabras, pero él no tenía idea de que quería ella decir. “¿Un ataque enemigo?”
Un gritó se clavó a través del aire desde algún lugar. Sonaba distante.
Los orificios de la nariz de Ranta se encendieron. “¡Oy! ¡Oy! ¡Oy!” él gritó “¡Whoa! ¡Whoa! ¡Whoa!”
¿Porque esta él actuando tan intensamente? ¿Por qué él era un idiota?
“Mary, ¿Qué quieres decir por ‘enemigo’?” Haruhiro preguntó.
La respuesta fue breve. “Probablemente Orcos.”
¿Orcos? Él se preguntó, no familiarizado con la palabra.
“¡Corre!” alguien gritó.
“¡Orcos!” otro gritó.
“¡Son orcos!”
“¡Los orcos están aquí!”
“¡Hemos sido invadidos!”
“¿Oh?” Yume colocó su dedo índice en su barbilla. “Yo no sabía que los okras podían invadir.”
El hombre recto Haruhiro respondió, “No, no es okras, es ¡Orcos!”
Todas las personas regadas alrededor del mercado repentinamente se convergieron en un flujo sólido de cuerpos, y tragaron a Haruhiro y los otros en un instante. La corriente de compradores en pánico lo barrieron lejos, y él encontró imposible moverse contra la tremenda fuerza empujando su espalda.
“¡Qué de—!” Ranta estaba intentando luchar contra la multitud, pero él también encontró imposible resistirse. “¡Qué demonios!”
“¡Whoa!” los ojos de Mogzo parecían girar alocadamente un sus cuencas. Tan grande como él era, Mogzo tenía un momento difícil con la ráfaga de codos y rodillas.
“¡M-mi sombrero!” Shihoru gritó, mientras su sombrero de bruja volaba fuera de su cabeza.
Haruhiro sacó su mano fuera y lo atrapó manteniéndolo en un mismo lugar perfectamente. Entonces todo se fue colina abajo después de eso. Empujado sólo por las personas detrás de él, fue rápidamente separado de todos los demás.
“¡Haru!” Yume llamó su nombre.
“¡¡Haru!!” la voz de Mary.
La parte de arriba de la cabeza de Mogzo era la única cosa que él podía ver ahora, y esto solo apenas. Pero haciendo su camino de regreso sobre esto era imposible.
“¡C-chicos!” Haruhiro movió su mano frenéticamente, pero eso no fue bueno. Él había perdido de vista incluso a Mogzo. “¡Cuídense ustedes mismos, todos!”
Pero aunque él les dijo esto, Haruhiro se dio cuenta que él tenía que ser más cuidadoso que todos. Si él intentaba sin cuidado forzar su camino contra la multitud en estampida, él podría ser pisoteado. Él podía incluso morir. Morir de esta manera… no, tan solo no. Por lo que por ahora, él no tenía opción más que rendirse a ser arrastrado a lo largo.
Un ataque… O eso es lo que Mary dijo. ¿Un ataque enemigo? Orcos. ¿Que eran los Orcos? Haruhiro sentía que había escuchado la palabra antes en algún lado.
Lo que sea que fueran los Orcos, esto no era definitivamente una ocurrencia normal en Altana. Una Invasión. ¿Por consiguiente ellos estaban siendo invadidos? ¿Altana estaba siendo atacada por orcos o lo que sea? ¿Y todos estaban corriendo lejos? Pero ¿a dónde?
Este era un pueblo; todo el mundo tenía sus casas aquí. Y Altana estaba rodeada por una alta, dura pared defensiva, lo cual significaba que ningún lugar alrededor era seguro. Probablemente. Lo más probable. O eso es lo que Haruhiro pensaba. El supuestamente lugar seguro de los alrededores, bajo ataque. Esto significaba… puede esto posiblemente ser…
…que esto era realmente malo?
Las mesas de los comerciantes que estaban alineadas en las calles fueron derrumbadas, sus bienes regados alrededor y perdidos debajo de la marea de pies. Que desperdicio, Haruhiro pensó. Algunos de los puestos de los proveedores habían tenido sus estructuras destrozadas, y otros fueron completamente aplastados. Sus dueños deben estar tan enojados…
Espera, ¡ahora no es el tiempo para estar pensando sobre cosas como esa!
Un gritó lamentando se levantó de la dirección en la que todos se dirigían. “¡Ellos están aquí! ¡El enemigo está aquí! ¡Corre! ¡Corre! ¡Al otro lado! ¡Corre!”
Repentinamente, la marea de personas empezó a agitarse en la dirección opuesta. Pero una reversa abrupta era imposible; las personas del frente se dieron media vuelta, mientras estos de atrás se mantenían yendo directo al frente. Y Haruhiro estaba infortunadamente cerca para ser atrapado justo en el centro del intercambio. Él se encontró a si mismo aplastado, incapaz de moverse del todo.
“No puedo– ¡no puedo respirar! ¡Dejen de empujar!” él jadeo.
Él iba a ser aplastado hasta la muerte. Morir de esta forma… ¡debes estar bromeando! de alguna manera, Haruhiro esquivo y empujó su camino a través de la masa de personas, hasta que él alcanzó un puesto de un comerciante aún erecto. Él se agacho a través de la cortina negra que servía como la entrada.
“Ugh, asqueroso…” su nariz se rebeló hacia el olor.
Y no era solo el olor lo que era asqueroso; los objetos que estaban alineados en la esquina y en los anaqueles eran extraños también, llenados con animales para montar, restos de animales, huesos, colmillos, plumas e incluso accesorios hechos de las cosas ya mencionadas.
“Por aquí…”
La repentina voz hizo a Haruhiro salta, gritando. Cuando él miro, una vieja mujer arrugada vestida de negro estaba llamándolo desde detrás del mostrador. Era evidente para Haruhiro que ella era totalmente sospechosa.
“¡Ven aquí!” La mujer vieja comandó con reprobación cuando Haruhiro fallo en responder directamente.
Tímidamente, Haruhiro paseó de más. “Err, esta es tu tienda, ¿ma’am?”
“¡Qué rudo! ¡No soy tan vieja para ser ma’am! ¡Llámame señorita joven!”
“Um… Señorita…” Haruhiro empezó a corregirse mientras la mujer vieja sonreía.
“Pasa…”
“Pero tú no eres una… Quiero decir, tu no luces como…”
“Hey, ¡si tú vas a jugar al hombre recto, entonces no lo hagas a medias!”
Eso es porque el hombre gracioso — mujer (en este caso) — es malditamente sospechosa en primer lugar. Haruhiro pensó, pero él no lo dijo.
La mujer se encogió de hombros. “Soy Madam Baaba.”
“¡Ma’am es una abreviación de Madam!” Haruhiro respondió de vuelta.
La vieja mujer carraspeó. “Así es más un hombre recto.”
“…Gracias, creo.”
“¡No empieces a ponerte sarcástico conmigo chico!” ella se detuvo. “Olvídalo. Empecemos de nuevo. Mi nombre es Madam Baaba, una spellcrafter y, como puedes ver, dueña de esta tienda de bienes mágicos. ¿Eres un miembro de la fuerza de reserva?”
“Si, ¿Qué hay sobre ello?” Haruhiro respondió, tratando su mejor para dar miradas afuera y no respirar por su nariz.
La cortina de la puerta prevenía cualquier vista de que estaba pasando. Sin embargo, Haruhiro aún podía oír un estruendo significante viniendo desde afuera de aquí. El ataque estaba aún sucediendo, o eso parecía.
“¿Una invasión? ¿De verdad?” él susurro para sí mismo.
“¿Orcos? O bien. Eso pasa de vez en cuando,” Madam Baaba remarcó sin preocupación. “Tú de casualidad no podrías resultar ser un novato, ¿Lo eres?”
“Supongo,” Haruhiro dijo. “No he estado trabajando en Crimson Moon tanto tiempo.”
“Eso pensé. ¿Eres un virgen?”
“Un ¡¿QUÉ?!”
“Chico tonto. ¡No estoy hablando sobre si sí o no has estado con una mujer antes! Los soldados de la fuerza de reserva son considerados vírgenes hasta que ellos matan un orco. No me digas… ¡¿Tú eres un doble virgen?!”
“Sencillo, doble, triple, ¿¡A QUIEN LE IMPORTA?!”
“¡No a alguien con ambición!” Madam Baaba apuntó un dedo acusador hacia él. “Tú eres un hombre, ¿No lo eres? Un hombre joven, ¿correcto? Tú quieres matar orcos y dormir con mujeres, ¿o no? ¡¿Qué vas a hacer sin impulso?!”
“¿Y qué? ¡¿Cuál es la gran cosa?!”
“¡Chico idiota!” Madam Baaba grito, saliva volando.
Ella parecía como si fuera a rasgar en él más, pero la cortina de la puerta repentinamente se abrió. Haruhiro parpadeo en sorpresa mientras alguien entraba. Aunque no era alguien, era algo. No un ser humano, después de todo, tenía piel verde.
Era grande también. No en altura, más bien en circunferencia. Era un pecho de barril, con una nariz que parecía como si hubiera sido aplastada; orejas puntiagudas, colmillos como de jabalí saliendo desde las esquinas de su gran boca, y cabellos color rojo sangre. Tenía una armadura y llevaba una espada de un solo borde.
Precisamente como Haruhiro se estaba preguntando qué diablos era, Madam Baaba gritó, “¡OORRRRCOOO!” ella estaba sosteniendo algo parecido a un bastón para andar en sus manos. “¡Esta en mi tienda! Chico soldado, ¡ahora es tu oportunidad de perder tu virginidad! ¡Ve a él!”
“¡¿Y-Yo?!” Haruhiro tartamudeo mientras trataba de sacar su daga; él no podía mantener su agarre en ella. “¡N-no hay manera! Estoy solo, ¡y mi clase es ‘Ladrón’!”
“¿¡Y qué!? ¡Soy una vieja anciana! ¡Construye tu carácter, Ladrón!” Madam Baaba lo regañó mientras ella le daba un fuerte golpe en su espalda.
“¡W-whoa!” Él casi callo plano sobre su cara. Ella era muy fuerte para una vieja anciana.
El orco había estado pisando cerca todo el tiempo y Haruhiro se encontró en serios problemas. Se abalanzó y blandió y clavo hacia él con su espada, gritando en un lenguaje que él no podía entender.
“Qué ra–! ¡No hay forma!” Él rechazó y esquivo los ataques pero pronto encontró su espalda presionada contra la esquina.
“¡¿Qué estás haciendo?!” Madam Baaba se estiro hacia él.
“¡¿Me estas preguntado a mí?!” Haruhiro se volteó sobre la esquina y trato de hacer una carrera por ello.
“¡¡¡OSHUU BAGDA!!!” el orco gritó, saltando una y otra vez siguiéndolo.
Aquí no había manera. Haruhiro iba a morir. Él iba a ser asesinado. Él gritó salvaje mente, agarrando cualquier y todos los objetos cercanos para lanzarlos hacia el orco. Pero incluso si eso lo golpeaba, el orco actuó como si el no sintiera incluso algo.
¡No hay forma! ¡No hay forma! ¡No hay forma! Las palabras fallaban para expresar que tan mal las cosas estaban. Haruhiro salió a través de la puerta cortina y estuvo a fuera de la tienda otra vez.
“Esta… No está siguiendo?” él susurro a sí mismo. No después de que sus palabras salieron de su boca que llego una respuesta de Madam Baaba desde dentro. “¡Chico Soldado! ¡¿Cómo puedes solo dejar a una vieja anciana morir!? Oh, ¡inhumano!”
“Y ¿qué exactamente esperas que yo haga…?” Haruhiro murmuró.
Él podía ver la silueta de otros orcos en la distancia. Después de todo, él razonó, esta era una invasión, por lo que por supuesto debía haber más de uno. Toneladas más. Esto era malo. Realmente malo. Horriblemente malo. Él tenía que correr. Esconderse en algún lugar, tal vez, hasta que las personas que pudieran lidiar con loa orcos llegaran. No era como que Madam Baaba era un amigo o algo. Ella era una total extraña. Él no tenía la obligación de ayudarla. Y no era como que él podía ayudar incluso si él lo quisiera.
“No tengo otra opción…”
Él tomó un sencillo, profundo respiro — y tiro de la puerta cortina para abrirla otra vez. ¡Maldita sea! ¡¿Qué estoy haciendo?! ¿No él estaba a punto de correr? Él aún quería hacerlo. Su deseo de correr lejos era casi aplastante. Pero si él la dejaba, incluso si había sido un completo extraño, él sabía que no podría dormir bien otra vez.
Por lo que él no tenía opción. No era solo porque lo cazaría por siempre si no lo hacía – era porque esta era la única cosa que un ser humano decente posiblemente podía hacer.
El orco blandió abajo su espada hacia Madam Baaba. Ella bloqueó con su bastón para caminar, gruñendo mientras la fuerza la llevaba casi hasta sus rodillas, su cara se le volvió rojo brillante con el esfuerzo de mantenerse de pie. Era una buena cosa que el palo para caminar era robusto, pero aunque ella había detenido el ataque del orco, era un cercano decir. Este no era el momento para estar sorprendido, aunque; las cosas estaban a punto de la desesperación mientras él iba. Haruhiro sacó su daga y colocó su vista en la espalda del orco. “¡[Backstab]!”
La hoja, sin embargo, fue rechazada y lanzada a un lado por la armadura del orco. Él se volteo hacia Haruhiro y hacia atrás, “¡GASHUU HA!”
“¡Chico soldado!” los ojos de Madam Baaba estaban visiblemente destellando. “¡Pienso que estoy cayendo en amor!”
“¡En serio, no!” Haruhiro chasqueo, volteando su espalda al orco. “¡Ven por aquí! O… ¡Olvídalo!”
Desafortunadamente, la atención del orco había cambiado de Madam Baaba a Haruhiro. Debí haberme detenido… Haruhiro pensó. Debí haber corrido mientras tenía la oportunidad… Pero era muy tarde para lamentarse ahora.
“¡HASHUU HASHUU HASHUU!” el orco cantó mientras perseguía a Haruhiro fuera de la tienda.
Haruhiro corrió hasta que su respiración se volvió pesada y errática. Su armadura era ligera y él estaba corriendo con todo su valor, y aún el orco, a pesar de vestir armadura pesada, se mantuvo fácilmente. Él no podía poner distancia entre ellos del todo.
“Espantoso…” el murmuro, volteando en una pequeña calle. Tratando de dar al orco un descuido, él se encajó entre las angostas filas de puestos, forzando su camino a través.
Pero el orco estaba justo detrás de él, tintineando su armadura, siguiendo a Haruhiro cada paso del camino. Haruhiro quería rendirse. El buscaba decirle al orco, Discúlpame, pero ¿podemos cruzar la línea de meta ahora? ¿Podría esto estar bien contigo?
Él decidió llamar la siguiente vuelta línea de meta. Haruhiro podría llevarlo a cabo hasta entonces, y después de eso… probablemente no era posible seguir adelante. Estaba en sus límites, tanto mental como físicamente. Lo siento, pero era hora de retirarse.
Haruhiro dio vuelta en la esquina, medio temblando alrededor encorvado, cuando una baja, ronca voz comandó, “¡Abajo!”
Él obedeció reflexivamente y sintió que algo paso a través de la parte alta de su cabeza. Ese algo era una espada. Alrededor de la esquina, alguien había estado esperando. El usuario de la ronca voz. Él había blandido su espada en un movimiento cortante horizontal, esquivando la cabeza de Haruhiro por meros centímetros, y conectando con el orco.
El orco hizo un sonido haciendo gárgaras de sorpresa y Haruhiro se volteo justo a tiempo para ver la cabeza del orco salir volando fuera de sus hombros. El hombre con cabello plateado quien lo había matado tenía su espalda volteada hacia Haruhiro.
Renji.
Renji se había unido a Crimson Moon el mismo día que Haruhiro, pero el seguro no se veía de esa forma. Sobre su armadura estética estaba un manto forrado de piel y en su mano estaba una espada que parecía impresionante, Haruhiro sabía que Renji era una clase diferente desde el momento que él coloco sus ojos en él, pero incluso así, era difícil creer que la diferencia era enorme.
Un solo golpe, después de todo. Renji había matado al orco de un golpe. La diferencia era muy grande.
“¿Estas bien?” Renji pregunto, a lo que Haruhiro pudo solo mecánicamente asentir.
Nada cool. Nada cool del todo. ¿Porque soy tan patético? Intensamente avergonzado, Haruhiro apresuradamente regresó a sus pies pensando que al menos tenía que decir gracias, pero no fue capaz de encontrar su voz.
“¡Renji tú los has enfadado otra vez!” La nueva voz había pertenecido a un hombre armado espléndidamente con un cabello corto recortado. Él estaba apuntando al otro lado de la calle.
Era Ron. Cuando Haruhiro miro en la dirección que él estaba señalando, el vio tres orcos acercándose directamente a ellos.
“¡Jeeru mea gram fel kanon!” Canto Adachi, el Mago con los lentes con montura negra, mientras el grababa un jeroglífico elemental con la punta de su bastón.
Haruhiro no tenía idea de qué tipo de magia era esta. Un elemental azulado voló hacia uno de los orcos y se enrosco alrededor de sus piernas. El orco no se tropezó o cayó sobre, pero él no podía caminar más apropiadamente. Los otros dos orcos ni siquiera parpadearon a su incapacitado compañero. Ellos se mantuvieron aproximándose.
Repentinamente, una pierna larga salió desde el callejón para conectar con una rodilla del orco. El orco no podía posiblemente esquivar, la patada fue medida tan impecablemente. Haruhiro no podía estar seguro, pero eso lucia como la técnica de pelea de los Ladrones, [Kneeshatter] (Rompe rodillas). El orco cayo hacia adelante con un gruñido pesado. La persona quien lo había tomado abajo estaba escasamente vestida con brillantes y llamativos colores.
Sassa, huh…
“¡Bien!” dijo Ron, mientras el avanzaba hacia adelante para enfrentar al último.
Ron no era pequeño de ninguna manera; sin embargo, el aun lo parecía comparado al orco. Pero a pesar de su pequeño construido cuerpo, la serie de ataques de Ron lo empujaron hacia atrás. Mientras tanto el orco que Sassa había inmovilizado estaba empezando a levantarse sobre sus pies para unirse a sus compañeros, aunque el parecía estar con un montón de dolor. Sassa no tenía la intención de dejarlo. Se puso de pie ante el para bloquear su camino, y en menos de cinco pies de alto, ella fue eclipsada por su forma descomunal.
Una chica vestida con prendas de sacerdote y cargando un bastón corto estaba allí en el meollo de las cosas, también, pero ella le parecía a Haruhiro como un niño pequeño haciendo todo lo posible para jugar de adulto. ¿Qué estaba Chibi tratando de hacer?
Chibi murmuro algo y lanzo su bastón directo hacia el orco. El orco rugió hacia ella e hizo a un lado su bastón con su espada.
“¡Qu–¡” La voz de Haruhiro se atoro en su garganta.
El espadazo del orco fallo mientras Chibi llevo no solo la punta de su bastón, si no el bastón entero alrededor en un arco.
“¡Yah!” ella crujió. Utilizando el momento del swing, ella lanzo su espalda alrededor para golpear al orco en la espalda baja.
Eso no trajo al orco abajo, pero tomo su atención. El orco se detuvo en su búsqueda, y Chibi se retiró hasta donde Renji esperaba.
El acaricio su cabeza con su larga mano y dijo, “Bien hecho, Chibi.”
Chibi hizo un ruido de arrullo, su cara se volvió rojo remolacha.
En el momento siguiente, Renji enterró el borde de su pesada espada en el hombro del orco. Poco importaba que el orco llevaba armadura de aspecto robusto — este era Renji, después de todo. Tiró de su espada, y al mismo tiempo pateo al orco en el pecho con la fuerza suficiente para enviarlo a volar. Este orco agitándose, tratando de evitar que se cayera, no era nada para Renji. Lo mató fácilmente empujando su espada en la base de su garganta, torciéndola mientras cortaba a través.
Un rugido salió desde el orco con el que Ron estaba peleando; había sido forzado atrás sobre sus rodillas por los ataques implacables de Ron, y él no tendría problemas para terminarlo ahora. Puntuando a él con gritos, Ron llovió golpes en la parte superior de la cabeza en una serie increíblemente rápida, y no se detuvo hasta que su cráneo estaba completamente abierto.
Fuerte… y ruidoso también, señalo Haruhiro. (N/T: como Ranta.)
En el momento en que Haruhiro había dedicado a ver a Ron con temor, Renji mientras tanto se había estado moviendo. En este momento, él se acercaba al orco que Adachi había incapacitado mágicamente antes, y la forma en que Renji maniobró – recordó a Haruhiro a su Maestra Barbara de su Gremio de Ladrones. Sus movimientos eran casi sus movimientos[1], sigilosos y silenciosos.
Haruhiro se encontró cautivado a su pesar.
Sin mencionar la forma en que Renji agarraba su espada. Parecía realmente pesada, y aun Renji la había blandido y blandido como si fuera una simple extensión de su propio brazo. Él había cortado a través del cuello del primer orco, hueso y todo, como si no fuera nada más que papel de seda. Haruhiro pensó que esto debió ser lo más fascinante. ¿Cómo pudo Renji cortar a través de algo tan duro como un hueso como si fuera nada?
“Este es el último de ellos,” Ron dijo, golpeándose en el hombro con su espada.
Haruhiro no se movió, estaba tan asombrado, y tal vez por su asombro fue por eso que se dio cuenta, cuando nadie más lo hizo. Tal vez fue porque sus ojos tenían que estar en más de un lugar, de modo que a pesar de que no estaba tratando de prestar atención a todo, absolutamente todo, su visión de la escena era aún más amplia que la de ellos.
Algo se había movido. Desde lo alto del edificio. El Techo.
“¡Renji, Sobre ti!” Haruhiro gritó.
Renji salto hacia atrás inmediatamente. Una fracción de segundo más lento y él podría haber sido cortado abajo, aquí y allá.
Algo había descendido sobre Renji desde lo alto del edificio. Era un orco por todas las apariencias; sin embargo, su cabello era blanco, con algunos mechones plateados en él. Curiosamente, el cabello de Renji también era plateado.
Es alguna clase de ley universal, Haruhiro pensó. Iguales de Cabello plateado malditamente locos.
Al igual que Renji, este orco era malditamente espantoso, malditamente recto. No era solo su tamaño. Estaba vestido en una armadura negra de ébano, y el manto que colgaba sobre sus hombros estaba cubierto como con piel de tigre — o quizás era realmente piel de tigre. Eso era tan ostentoso que tú no podrías llamarla nada más que increíblemente aterradora y malditamente espantoso.
Cada pulgada de su cara estaba cubierta por tatuajes. Aterradoramente dura y destrizada. Su mirada. Malditamente espantosa. Ojos color amarillo. Feroces y aterradores. Su expresión era sumamente compuesta y calmada, por lo que era probablemente muy inteligente. Malditamente espantoso.
Finalmente, la espada que el sostenía en sus manos. Esa pintada de purpura, Espada de un solo borde, gruesa y larga, con borde nítido, su punta dentada – aterrador, aterrador al máximo, maldita sea.
Encima de todo esto, mientras el orco aterrador volteo su cara hacia Renji, alrededor de otros diez ogros más aparecieron en los techos de los edificios alrededor de ellos. Esto era más allá de aterrador que era probablemente una de esas situaciones jodidas más allá de reparables.
Los orcos se movieron para descender desde los techos, pero ellos se detuvieron cuando el vestido con piel de tigre, orco parecido a un jefe levanto su mano derecha. Abrió su boca y empezó a hablar.
“Yo soy…”
¿Qué? Haruhiro estaba confundido. Él dijo, “¿Yo soy?”
“…Ishh Dogrann. Tú, ¿Qué?”
Él habló. Seguro, su forma de hablar era un poco quebrada, pero el hablo en un lenguaje humano. Las esquinas de la boca de Renji se curvearon ligeramente hacia arriba. Él estaba sonriendo. Él siempre parecía estar sonriendo, pero ¿no era un poco extraño que estuviera sonriendo en momentos como estos?
“El nombre es Renji. ¿Tú vas a pelear conmigo, Ishh Dogrann?”
“¡ONN GASHUU RADDO!” los otros ogros bajaron sus armas al comando de su jefe, Ishh Dogrann.
¿Esto significaba que el buscaba pelear en un combate individual?
“Nadie interfiera,” Renji ordenó a los otros en su equipo, su baja voz.
¿Iba realmente él a hacerlo? ¿Pelear uno a uno? ¿Estaba Renji actualmente siendo serio? Parecía de este modo.
Ellos chocaron. Haruhiro no vio quien realizó el primer movimiento. Cada espada choco con la otra en series de sonidos metálicos ruidosos; chispas volaron, y con sus guardias cruzadas[2] parecía que ambos se inclinaron para tratar de sobre ponerse al otro. Pero ellos no estaban solo presionando — ellos estaban también sutilmente cambiando su peso de su cuerpo para que ellos pudieran usar sus rodillas.
Si Haruhiro hubiera estado arrodillado en las rodillas que estos dos estaban inclinando, él podría haber sido noqueado con el primer golpe. Cada uno buscaba romper el balance del otro, pero ambos permanecían sobre sus pies. Ellos se separaron en un destello.
Ishh Dogrann apunto a la pierna de Renji, pero Renji saltó para evadir ser barrido y respondió con un swing hacia la cabeza de Ishh Dogrann. El jefe orco lo bloqueó con el antebrazo de su armadura guante, agachándose rápidamente, y—y su manto de tigre. Había aventado su manto hacia Renji.
Haruhiro fue tomado completamente por sorpresa en el momento, pero Renji no lo fue. El no entro en pánico, no hizo ningún ruido, él solamente arrebató el manto fuera en el aire y empujo su espada hacia el orco. Ishh Dogrann había probablemente pretendido sorprender a Renji con eso y hacer una apertura explotable.
Cuando la táctica falló, el orco se retiró un poco y se agachó en una posición baja preparado.
“Bien. Humano. Tú eres bueno. Guerrero.”
“Seguro,” Renji respondió secamente, cerrando la distancia entre ellos.
Sus espadas se encontraron otra vez. Esta vez, aunque, era Renji quien estaba en la ofensiva. Las manos de Haruhiro se habían enroscado a sí mismas en un puño.
Renji puede hacer esto. Él puede ganar. ¡Mátalo! ¡Derríbalo!
O eso Haruhiro creía. O eso había parecido. Renji estaba dominando, colocando un claramente gancho. Evidentemente, aparentemente… a pesar de que en un parpadeo, la espada de Ishh Dogrann corto profundo en el brazo izquierdo de Renji.
¿Qué? Haruhiro no tenía idea de cómo había pasado.
Renji se separó del orco, flexionando su brazo. La sangre fluía desde una horrible cuchillada cerca de su codo que era increíble en su profusión. Los otros en el equipo Renji jadearon y gritaron su preocupación mientras que porras se elevaron desde los orcos que los rodeaban.
Renji bajo su mano izquierda, manteniendo su agarre en su espada con su derecha. Parecía que él pensaba continuar con una mano—no es como si la herida en su izquierda le diera opción. Este brazo estaba probablemente inservible ahora. Pero la espada de Renji era larga y pesada. Él estaba en una clara desventaja.
Él tomó una profunda respiración… Y sonrió. Después de todo eso, él estaba aún sonriendo.
“No está mal,” él le dijo al jefe orco.
La sonrisa era diferente a la que tenía antes. No eran solo las esquinas de su boca esta vez; su sonrisa se estiraba alrededor de toda su cara. Que hizo a Haruhiro estremecerse.
Espantoso… este Renji es completamente terrorífico, él pensó, y no por primera vez. Renji había sido así desde el inicio.
Renji fue a la ofensiva otra vez. Ishh Dogrann, aun portando su espada con ambas manos, desvío los ataques de una mano de Renji con facilidad. Los golpes de Renji eran más suaves que antes, y si ellos fueran a chocar directamente ahora, él podría fallar en combatir la fuerza del jefe orco.
En efecto, parecía como si el orco estuviera cerca de tirar la espada fuera de su mano completamente—Renji era solo apenas capaz de agarrarla. Dejo su parte alta del cuerpo, desde el pecho a la cabeza, completamente abierta a un ataque.
Chibi dejó escapar un alto chillido mientras Ishh Dogrann golpeó la parte trasera de su puño armado en la cara de Renji. El guante que el vestía era en su mayoría de metal y placas extendidas por todo el camino hasta sus nudillos. El golpe rompió la nariz de Renji; golpeándola tan fuerte, él fue cubierto en sangre en cuestión de segundos.
Renji, aun sonriendo, ataco de nuevo.
Sus ataques fueron bloqueados o reflejados cada vez incluso mientras el jefe orco llovió contraataques en él. Dentro de poco, Renji estaba cubierto de heridas. Él tenía una armadura puesta, pero no era del tipo que cubre completamente a su usuario desde la cabeza hasta los pies. Ishh Dogrann apuntó sus ataques hacia las áreas abiertas con precisión quirúrgica. Aún peor, la terrible espada del jefe orco era capaz de apartar pequeñas piezas de la armadura completamente.
“¡OSHUU! ¡OSHUU! ¡OSHUU!” los subordinados del orco cantaron con entusiasmo, sus pies pisando de forma militar en el piso.
Renji se mantuvo atacando, pero Haruhiro podía difícilmente estar de pie mirando. Pura fuerza de voluntad era la única cosa que podría mantener a Renji continuando ahora. Ya sea que, o quizás Renji sabía que si el cambiaba a la defensiva, él podría ser abrumado en un instante. Él no tenía opción más que permanecer a la ofensiva.
“¡Ron!” Haruhiro no podía soportar permanecer en silencio más tiempo. “¡¿Tu no vas a ir a ayudarlo?! ¡¿Tu iras solo a permanecer de pie ahí?! ¡Adachi! ¡Chibi! ¡Sassa! ¡Renji va a morir!”
“Si nosotros hacemos eso…” dijo Sassa, con la cara pálida y sudorosa—ella se forzó a si misma a sonreír sardónicamente. “Renji nos matara después de eso.”
Chibi dijo algo también, su expresión tan feroz como si ella buscara escribir sus sentimientos en su cara. Haruhiro no pensaba realmente que está era ella escondiendo algo, pero él no podía estar seguro.
Renji ataco de nuevo otra vez, y de nuevo otra vez Ishh Dogrann lo desvío con facilidad. La escena no había cambiado. El orco mirando como si fuera a tirar la espada de Renji fuera de su mano, Renji apenas manejándose para sostenerla, dejando su cuerpo completamente expuesto a un ataque. Esto es malo. Nada había cambiado. Renji iba a perder.
Ishh Dogrann se la hizo para golpear a Renji en la cara una vez más—sólo que esta vez, Renji no lo dejo.
Renji sostuvo su espada con ambas manos y la levantó alto. El jefe orco rápidamente cambió hacia atrás para esquivar el ataque entrante.
Pero esto era imposible. Esto no podía pasar. El brazo izquierdo de Renji se suponía que había quedado completamente inservible… Pero justo enfrente de los ojos de Haruhiro, aquí él estaba, agarrando su espada con un agarre firme de dos manos.
Renji dejó escapar un salvaje, espeluznante grito. Haruhiro no pensó que Ishh Dogrann daría marcha atrás solo por eso—pero por una fracción de segundo, el orco se congelo en sus pasos. Renji llevo abajo su espada en un corte diagonal, su espada corro profundo en el hombro del jefe orco.
El entonces dejo completamente su espada y eliminó a Ishh Dogrann con un golpe sencillo. Sin descanso, Renji continuó aporreando al jefe orco, pero su ira no era salvaje y sin objetivo. Era una furia metódica. Con disciplina y precisión meticulosa.
Ishh Dogrann no se estaba moviendo más. El silencio cayo en el área entera, con solo el ruido haciéndose eco a través de las calles siendo este un ruido seco, de los goles sistemáticos de Renji. Todo estaba absolutamente en silencio excepto por Renji. El junto ambas manos, las levantó sobre su cabeza, entonces golpeó lo que quedaba de la cara del jefe orco.
Renji soltó un profundo suspiro y flexiono su cuello de derecha a izquierda. “No está mal. No está del todo mal, Ishh Dogrann. Yo seguro recordaré tu nombre.”
Ron resoplo. “Eres un desastre, Renji.”
Luz parpadeo de los lentes de Adachi mientras él miraba hacia los orcos en el tejado de arriba. Sassa aun mirando insegura a sus pies. Chibi se escurrió hasta Renji, pero solo fue apartada a un lado, y en su lugar tomo la espada de Ishh Dogrann. Él apuntó hacia los orcos reunidos arriba
[1] Comparando los movimientos de Renji con los de Barbara.
[2] Parte media de una espada, se encuentra entre la empuñadura y la hoja
“¿Qué? ¿Ustedes quieren darme una oportunidad? entonces ¡vengan abajo! ¡Los tomare a todos ustedes!”
¿No estaba actuando superior? Haruhiro pensó. Pero por supuesto Haruhiro no podía ayudar más que pensar. Si él no fuera aún mitad tonto, él debería haber notado que era una buena idea hablar grande en una situación como esta.
Uno de los orcos hizo un movimiento oscilatorio con su mano. Varios de los otros hicieron ruidos de gruñidos que sonaban como protesta, pero el silencio cayó cuando la mirada del primer orco cayó sobre ellos. Ellos entonces se retiraron como una unidad.
“Yo he…” Haruhiro apenas se las arregló para mantener un agarre en sí mismo y se mantuvo de caer al piso. “Yo he sido rescatado.”
Todo eso había pasado justo frente a sus ojos, aun así él no podía creerlo. Él miro hacia Renji, miró a un lado, entonces miró a Renji otra vez. Renji era ridículamente fuerte y más allá de lo increíble. Comparando su grupo con Renji, palabras como ‘Inadecuado’ o ‘Envidioso’ no parecían cortar más.
Renji era fuerte. Demasiado fuerte.
Haruhiro suspiro y miró abajo hacia sus manos. Estaban vacías. Él miró alrededor al área inmediata, pero eso no estaba aquí. El sombrero de Shihoru. ¿Cuándo había perdido el agarre en él? No era un enorme problema, pero él aún no podía recordar. Se había ido.
“…Qué he estado haciendo?” él susurro para sí mismo.